Primeramente
El término aforismo fue utilizado por
primera vez por Hipócrates, como una serie de proposiciones relativas a los
síntomas y al diagnóstico de enfermedades. El concepto fue aplicado después a
la ciencia física y, posteriormente, generalizado a todo tipo de principios.
En la actualidad se considera que, gracias a
Twitter y otros servicios de microblogging, con su limitación de espacio para
escribir, este estilo de escritura está viviendo un inesperado renacimiento
Conviene distinguir entre aforismo y axioma.
Los aforismos son el resultado de la experiencia, mientras que los axiomas son
verdades obvias, que no requieren una comprobación. Los aforismos han sido
utilizados frecuentemente en aquellas disciplinas que carecían de una
metodología de estudio o un método científico, como la agricultura, la
medicina, la jurisprudencia y la política. El aforismo es un tipo de
paremia, como el axioma.
La paremia es un enunciado breve,
sentencioso e ingenioso que transmite un mensaje instructivo, incitando a la
reflexión intelectual y moral. Hay muchos tipos de paremias, como los adagios,
aforismos, axiomas, proverbios, refranes y wellerismos. El tipo más común es el
refrán. El estudio de las paremias se denomina paremiología.
AFORISMOS DE HIPÓCRATES
1.
Corta es la vida, el camino largo, la ocasión fugaz, falaces las experiencias,
el juicio difícil. No basta, además, que el médico se muestre tal en tiempo
oportuno, sino que es menester que el enfermo y cuantos lo rodean coadyuven a
su obra.
2.
La Medicina
es el arte de curar las enfermedades por sus contrarios. El arte de curar, el de
seguir el camino por el cual cura espontáneamente la Naturaleza.
3.
En las disenterías y vómitos espontáneos, si se evacua lo que debe ser
expelido, todos estos trastornos podrán ser útiles y poco molestos; pero, si
esto no ocurre, serán dañosos. De igual manera, la evacuación de los vasos es
útil cuando se practica en términos convenientes, pues, y es muy conveniente tener
en cuenta el país, la estación, el tiempo y la naturaleza de las enfermedades,
en que pueden convenir o no estas evacuaciones.
4.
La robustez extremada es dañosa a quienes hacen ejercicios violentos, como los
atletas; pues no pudiendo mejorar ni permanecer estacionarios, es muy fácil que
se altere en su perjuicio. Así es conveniente que se disminuya gradualmente el
vigor excesivo, para que el cuerpo comience una nutrición nueva. No obstante,
precisa no evacuar con exceso; la atenuación debe estar en proporción a la naturaleza
y fuerzas del enfermo, pues la excesiva reflexión es tan perjudicial como la
evacuación extrema.
5.
La dieta rigurosa es peligrosa siempre en las enfermedades crónicas y aun
cuando está contraindicada en las agudas. Es difícil de soportar un régimen de
sobrada tenacidad, como lo es una reflexión excesiva.
6.
Las faltas cometidas por los enfermos en observancia de lo prescrito, son más
perjudiciales cuando el régimen es muy riguroso; porque cualquier exceso en la
alimentación es más peligroso, cuando el régimen es muy riguroso que cuando no
lo es. Por eso la dieta muy severa y observada por largo tiempo, es nociva aun
para los sanos, por las consecuencias dañosas que cualquier exceso puede
acarrearles. Por esta razón, es más conveniente un método de alimentación
moderado que otro muy riguroso.
8.
Presentan las enfermedades muy agudas síntomas muy alarmantes, y así en ellas
conviene prescribir desde luego la más severa dieta. Mas, cuando la dolencia no
presenta este carácter, se puede permitir algún alimento, aumentándose paulatinamente
conforme la enfermedad se hace menos intensa.
9.
Cuando la enfermedad en su vigor estuviere, es menester usar del régimen más
riguroso.
10.
Conviene considerar también si la dieta prescrita al enfermo le permite
conservar sus fuerzas, hasta que la enfermedad llegue a su desenvolvimiento
completo, para que consiga dominarla, o si, por hallarse demasiado débil, sucumbirá
antes de esta época.
11.
En las enfermedades que adquieren pronto todo su vigor, se debe también
prescribir sin pérdida de tiempo un régimen severo; pero en las que llegan más
tarde a aquel estado, deberá disminuirse la alimentación, cuando esto suceda o un
poco antes; entonces, para que el enfermo conserve todas sus fuerzas, deberá
ser más abundante la alimentación del paciente.
12.
En las exacerbaciones, conviene quitar el alimento; éstos les serían altamente
perjudiciales. Si hay periodicidad en los recargos, se deberá igualmente
prohibir todo alimento, al tiempo de su aparición.
13.
Las exacerbaciones en cada género de dolencia, la estación del año, la
observación comparativa de las agravaciones, ya cotidianas, ya tercianas o de
mayores intervalos, sirven para apreciar la marcha futura de la dolencia.
Iguales
cosas se indicarán por los epifenómenos. Así en la pleuresía, si los esputos se
presentan desde el principio, la enfermedad será corta y, si aparecen más
tarde, larga y rebelde. Lo mismo puede decirse de las orinas, evacuaciones de vientre
y sudores. Indicarán que la enfermedad ha de tener crisis fácil o difícil y si
será larga o corta, según se manifiesten.
14.
Los viejos llevarán fácilmente la abstinencia; después de ellos siguen los que
se hallan en la edad adulta; los adolescentes no pueden tolerarla y mucho menos
los niños y, entre ellos principalmente los que son muy vivos.
15.
Tienen los que crecen mucho calor innato y así necesitan una alimentación
copiosa; de no ser así, se consumirá su cuerpo. Los viejos tienen poco calor; y
así los basta con poco para conservarle; demasiada alimentación les
extinguiría. Por eso son en ellos las fiebres menos agudas, pues que está frío su
cuerpo.
16.
En invierno y primavera el sueño es más largo y tienen mayor actividad los
órganos de la digestión. Por tanto, en estas épocas, alimentación más
abundante. De ello nos presentan ejemplo ciertas enfermedades, los jóvenes y
los atletas.
17.
Un régimen compuesto de alimentos húmedos y jugosos, conviene a los
calenturientos todos y muy particularmente a los adolescentes o personas a él
habituadas.
18.
Muchas personas necesitan alimentarse una vez al día y nada más; otras dos
veces y algunos muchas o pocas veces y aun dividiendo el alimento en porciones
pequeñas. Hay que considerar además el hábito, la estación, la edad y el clima.
19.
Es la digestión difícil en verano y otoño, muy fácil en invierno y no tanto en
primavera.
Gracias por compartir éstos aforismos, se puede aprender mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarDeja que tu comida te cure. Hipocrates.
ResponderEliminar