5/5/11

Helioterapia



La exposición del cuerpo a los rayos del sol resulta muy conveniente para asegurar un adecuado metabolismo.

En efecto, la luz solar ejerce un estímulo sobre el sistema nervioso simpático lo suficientemente intenso para obtener l fijación del calcio y el fósforo a nivel celular, y alcanzar así el equilibrio, entre potasio y calcio o entre calcio y magnesio, entre otros.

El baño de sol es un aspecto fundamental en la nutrición del cuerpo humano. Así el médico francés doctor Chambas afirma que "basta una hora de exposición al sol, completamente desnudo, para proporcionar al organismo la energía equivalente a dos comidas".

Los efectos profundos del sol

Independientemente de su acción sobre la piel –o como consecuencia de ella- el sol activa la vitalidad de los tejidos, al mismo tiempo que refuerza los músculos y fortalece todo el esqueleto; actúa también sobre órganos profundos, como el hígado y el bazo –de vital importancia- que pueden aportar modificaciones en el número de hematíes y de leucocitos, y aumentar incluso el contenido de hemoglobina en la sangre. A su vez, también las glándulas endocrinas reciben la acción beneficiosa de las radiaciones solares, pues la acción de la luz estimula no sólo el funcionamiento de la hipofisis, sino que activa todo el sistema endocrino. Bajo el efecto de las radiaciones solares se produce en la piel vitamina D, antirraquítica, y un aumento de la vitamina A.

La energía luminosa es absorbida y acumulada bajo la piel, gracias a la acción de determinados pigmentos, que la liberarán posteriormente a medida que surjan necesidades. Gracias a ellos, y en caso de necesidad, el organismo puede usar la energía acumulada, hasta el punto que el doctor Bircher-Benner afirmó que "nuestro funcionamiento vital está ligado a la corriente de energía solar, al igual que una lámpara lo está a la corriente eléctrica".



Las radiaciones solares ofrecen salud y poderes curativos para todas las formas de vida, mientras que resultan letales para muchos de los agentes productores de enfermedades, a los que destruyen tras pocas horas de exposición.

Para valorar mejor los efectos beneficiosos de los rayos solares, observemos sus efectos sobre la vida vegetal. Sin luz solar las plantas adquieren un color enfermizo ya que no pueden sintetizar la clorofila, substancia verde colorante de las plantas, análoga en su composición a la sangre, que hace posible que en aquellas ocurran los procesos bioquímicos de la vida vegetal. Pues bien, también sin luz solar, el hombre se torna pálido y enfermizo, y acaba contrayendo anemia, u otras enfermedades más graves que afectan tanto al cuerpo como a la actividad mental.

Así pues, las personas que pasan la mayor parte de su tiempo en habitaciones cerradas y mal iluminadas carecen del calor, la energía y el vigor de las personas sanas que exponen su cuerpo periódicamente a la acción vitalizante de los rayos solares. Pasar muchas horas al aire libre y exponiéndose con las debidas precauciones a los rayos solares no sólo calma los nervios, sino que relaja los vasos sanguíneos, estimulando la circulación y repone las energías vitales perdidas.

Además el sol posee otra virtud inestimable, pues constituye el más poderoso antiséptico natural que se conoce y contribuye a la rápida cicatrización de toda clase de heridas.



La práctica del baño de sol

Distinguiremos en primer lugar entre el baño de sol natural, que se toma moviéndose en posición vertical, y el baño regulado, que se toma tendido.

El segundo es el que más ventajas aporta. Para tomarlo, el paciente se tiende sobre unas mantas de lana, teniendo sumo cuidado en exponer los diferentes costados de su cuerpo al sol, por lo que cada 5 minutos deberá cambiar la posición. La duración del baño será progresiva, pudiendo comenzarse con 15 o 30 minutos de exposición, aumentando 15 minutos diariamente, hasta llegar a una hora y media diaria. Se tomará preferentemente en primeras de la mañana o bien al caer la tarde. Inmediatament después de aplica una envoltura seca durante 15 minutos, envolviendo al paciente con la manta, y quedando igualmente expuesto al sol con la finalidad de provocar una abundante transpiración.


La aparición de transpiración constituye un agente muy eficaz para la eliminación de toxinas internas. Se favorece esta transpiración tomando antes del baño, una infusión adecuada a la dolencia.

Durante el baño de sol, es preciso proteger la cabeza con un sombrero vegetal u hojas de col, etcétera.

Tras el baño de sol, lo más conveniente según Rickli es la aplicación de medio baño tibio de 3 a 8 minutos de duración, pues con él se restablece el equilibrio hídrico y térmico.





Con el fin de poder determinar la intensidad de estos baños, es indispensable tener en cuenta el grado de humedad ambiental, pues se soportan mejor el tiempo seco, especialmente en climas de montaña.

El poder antimicrobiano del sol, que reside en sus rayos ultravioleta, está demostrado científicamente. Se ha podido comprobar en los ríos que reciben agua infectada procedente de alcantarillas, que a lo largo del trayecto ésta se va purificando por la acción solar.



Los baños de sol son beneficiosos en todas las edades. Se puede empezar a tomar el sol a la edad de tres meses o incluso antes, pero siempre con mucha precaución, vigilando que la piel no se enrojezca mucho. Se empezará sólo exponiendo las piernas al sol; y a continuación, piernas y vientre. En días posteriores se pueden ir aumentando lentamente las zonas de exposición, pero la cabeza se mantendrá siempre cubierta.

A partir de un año de edad, el niño que ha realizado una exposición al sol progresiva puede ya tomar el baño solar general. A los dos años el niño ya podrá jugar libremente bajo el sol, pero siempre que haya sido bien entrenado con anterioridad y usando siempre un sombrero. Conviene refrescarlo con agua de vez en cuando. Esto fortalecerá al niño contra los cambios de temperatura y los resfriados.

Para la mujer embarazada es casi obligada la práctica de los baños de sol. Todos los problemas circulatorios y digestivos que el embarazo lleva consigo, debidos fundamentalmente a la compresión de los órganos del vientre, hallarán remedio en la helioterapia, ya que se facilitará la digestión y la eliminación de las substancias perjudiciales por transpiración, lo que contribuye además a reducir el trabajo del riñón. Además se producirá un aumento de vitaminas que beneficiará tanto a la madre como al niño, y lo que es muy importante, se regulará el mecanismo de fijación de calcio y el fósforo, que permite una buena formación de los huesos del nuevo ser y evita la descalcificación de la madre.


Para personas de edad avanzada, el sol resulta también beneficioso. Los baños solares son un excelente estimulante de la circulación sanguínea y contribuyen a la vasodilatación. Esto alivia el trabajo de los músculos cardiacos, que tienen que hacer menos esfuerzo para impulsar la sangre a través de todo el cuerpo y mejora notablemente las frecuentes alteraciones circulatorias que se producen en las piernas de los ancianos. Tomar el sol constituye también un eficaz método de combatir las enfermedades de la piel comunes en la tercera edad.

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